Acabo de ver "Camino", de Javier Fesser. No creo que en nunca en mi vida hubiera visto una película que, bueno, no voy a decir que reflejara tan fielmente la realidad (que más o menos, cada uno tiene la suya como queda bien claro en la película), pero al menos, que representara las cosas de una manera tan parecida a como yo las veo, a mi realidad.
Pero hay un momento que lo expresa todo, en que la hermana mayor de Camino, interna en la "residencia" es informada de que a Camino le queda un rato de vida. Decide irse al hospital, no sin antes consultar a su "guardiana", o "vigilante", o "guía espiritual", o "domadora":
-Voy al hospital. Había pensado tomar un taxi, si le parece oportuno.
A lo que la señora, su "adoctrinadora", ésa que lleva años decidiendo lo que esta joven puede o no leer, escuchar, observar, admirar, tocar, comer; con quién y cuándo puede o no hablar; controlando y filtrando cualquier información, cualquier documento, cualquier estímulo que le pudiera llegar a la joven, y haciéndole llegar sólo lo que estimase conveniente, y convenientemente digerido, dándole credo por hechos, tiene la desfachatez de contestar:
-¿Y quién soy yo para estimar lo que es oportuno y lo que no?.
Ni que decir tiene que la siguiente secuencia (o plano o como se llame que yo de cine ni pajolera idea, ni esto es una crítica de cine, ni lo pretende ni lo pretendo) es la chica, en el autobús, de pie (y con las piedras en los zapatos) aunque el autobús esté vacío; como la "maestra" bien le ha enseñado.
Ésa. Ésa es la postura. Y ésa no es sólo el Opus, como en este caso, ésa es cualquier religión, ésa es la doctrina, ésa es la Fe, ésa es la sociedad de consumo, ése es el radicalismo político, religioso, consumista, etc... El que te filtra todo, TODO lo que te llega, el que decide por tí qué te conviene y que no, el que te encierra dejando fuera de tu alcance todo aquello que te va a perjudicar, y el que por fin te da la libertad de elegir, ya cuando sabe que la única elección posible está siempre dentro de lo que te ha enseñado, ésa que te recuerda constatemente que eres libre para elegir lo que yo te diga. Ésa.
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