jueves, 3 de enero de 2008

Es toda una autoridad, siempre sabe lo que dice...

La infalibilidad del papa es un dogma de fe desde 1870. Esto viene a significar que antes de 1870 el papa nunca fallaba, y que después de 1870 no sólo no falla; sino que no falla porque no y punto. Aunque la iglesia ya matiza que esto sólo ocurre como efecto de una especial asistencia que Dios hace al romano pontífice cuando éste se propone, por un acto definitivo y solemne, definir y enseñar como cierta y divinamente revelada una determinada doctrina sobre la fe o la moral.

Entonces, ahora sólo falta saber si echar a la mula, el buey y los pastores fuera del Belén le ha sido divinamente revelado, con lo cual, quizá todo el que mantenga estas figuras cerca del portal esté pecando. Yo les recomiendo, que, por miedo a pecar, las quiten inmediatamente, y por colaborar con un mundo más cercano al verdadero sentido de los santos evangelios, si saben de algún familiar, amigo o vecino que permita a estas figuritas pasar los días navideños en el portal, corran corriendo a denunciarlos a su iglesia más cercana. Que además, bien poco trabajo les costaría colocarlos encima del televisor, con o sin tapete de croché, que es el sitio que por ley natural le corresponde a cualquier figura pagana, ya sea torito, flamenca, mula o buey. En el caso de que la revelación no haya tenido un origen divino, sino terrenal, como por ejemplo, de algún destacado dirigente del Opus, lo que puede encerrarse detrás de esto no es más que un desalojo, hasta dejar solos e indefensos a José, María y Jesús, para que sea más fácil después reubicarlos en cualquier otra parte. Huele, y mucho, a recalificación de terrenos, de rústicos pesebriles a urbanizables, con el consiguiente pelotazo millonario. Pronto habrá jubilados ingleses jugando al golf cerca de Belén.

En cualquier caso, se podría haber abierto un debate realmente provechoso y revelador para el espíritu colectivo de la Humanidad, pastorcitos sí o pastorcitos no, debate que no va a existir ya que para eso el papa es infalible y los pastores, nunca mejor dicho, ya están recogiendo el campamento. Al menos, queda resuelto uno de los pocos resquicios hacia la verdad absoluta que a la iglesia le quedaba por resolver. Por ver resueltos asuntos de tamaña importancia es por lo que merece la pena vivir una vida, con la tranquilidad que da saber que el representante de Dios en la Tierra se ocupa de todas nuestros grandes problemas e inquietudes.