viernes, 28 de marzo de 2008

A Dios rogando.

Pues sí, ahí lo tienen. Vestidito de nazareno y robando durante el momento en que debía estar procesionando. Dicen que tenía las llaves del establecimiento al que le vaciaba la caja. Hombre, cualquiera se cuela por un ventanuco con la túnica, y sobre todo, con el capirote. Yo no sé a qué precio se habrán puesto las papeletas de sitio, pero tal y como está la vida, no me extraña que uno tenga que recurrir al hurto para poder pagarla. Lo que sea antes que quedarme sin salir delante del paso de mi Señor. Luego una buena aportación para el nuevo manto de la virgen que quiere estrenar la muy antigua, fervorosa, ilustre, etc. Hermandad y archicofradía (lo de archicofradía me encanta, debería existir alguna requetearchicofradía), y a presumir orgulloso de la cuantía de nuestra donación.