Nadie se atreve a decirle al Rey que ni España se rompe, ni ná de ná. Que lo de los silbidos en la final de la Copa de Su Majestad era para recriminar su actitud como padre, que ya hay que ser mal padre para permitir que a tu hijo lo cace una busca-fortunas de esa manera. La gente, que es muy mal pensada, y la pobre LZP se tuvo que consolar con su amiga Carla, a la que al parecer, la gente en Francia sí que la quiere....
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