Toma!

Julio de 2007. El juez del Olmo ordena retirar de los quioscos y prohibir la venta de la revista el jueves. El asunto, una caricatura del príncipe y la princesa. La noticia no merece más comentario, la verdad. Hace ya mucho que sobre las figuras de la Casa Real existe una censura mediática, Real y real, aunque no oficial. No hay más que aguantar el insulto de la residencia de los príncipes con lo que está pasando el resto de España para comprar una casa, el insulto de ver como uno tras otro, los primeros españoles (al menos en lo que a número del DNI se refiere) nacen en clínica privadísima, con la que de paso, colaboran en lo que es una gran campaña de publicidad, el insulto de verlos en los yates, las regatas, la dolce vita que, sin duda, merecen. El insulto de que jamás uno sepa si saben hacer algo, que nadie los haya escuchado jamás hablar de ningún tema cultural, o político y aún así, sean Jefes de Estado porque sí. El insulto que de por sí significa una monarquía, cuando además ésta es tirana, vive por encima de las posibilidades sociales y económicas del país, el insulto de que se rodeen de la élite económica de un país y ésta le regale yates o le costee premios dedicados a limpiar su nombre (la fundación príncipe de Asturias tiene un patrimonio de 20 millones de euros, y fue creada con 66000. Ya han tenido hijos a 2500€ para llegar hasta ahí, porque sobre la procedencia de los fondos también hay varias losas mediáticas). En fín, que muy republicano debe ser el tal del Olmo para darnos otro motivo obvio y sencillo para que todos los españoles los odiemos un poquito más. Pero no hacía falta, señor juez, preferíamos odiarlos lo mismo y leer el jueves tranquilamente, que al menos nos reíamos. Y aún así, que alguien recuerde qué ha sido lo había hecho este hombre que se parezca más a trabajar que llevar la bandera de España en los Juegos Olímpicos de Barcelona y pegar un polvo por 2500 € (a cobrar, si son 2500 € a pagar, que también puede ocurrir, ya no es trabajo, es vicio, y del caro).