jueves, 26 de julio de 2007

Cánones y Cánones.


La presidenta de Microsoft España (y Portugal) afirma que está contra el canon digital "porque no nos convence llamar a nuestros usuarios presuntos ladrones". Gracias, hija. Un detalle. Añade luego, que para luchar contra la piratería (en esa manera tan peculiar de entender que los piratas son los demás) la solución está en la educación y la colaboración con la policía. Además de en incluir en sus productos todo el software anticopia que pueda. O sea, que para su definición de lo que es un ladrón no llama a sus usuarios presuntos ladrones. Les quita la presunción. Son este el tipo de noticias que te hacen pensar una y otra vez lo mismo, que el derecho es para quien tiene el dinero para pagar, quien no, que se conforme con un ábaco, y se divaga hasta llegar casi al desprecio absoluto de todo áquel que ha conseguido hacerse rico y permitir cierto tipo de actitudes. Y entonces se topa uno con un disco de Queen, lo escucha y se da cuenta de que también existen otras cosas, incluso dentro del mismo mundo. Y lee sobre Brian May, quien a sus 60 años, después de haberlo sido todo en el rock y seguir siéndolo, aprovecha para terminar su doctorado en Astrofísica, que abandonó después de licenciarse y tras publicar varios estudios sobre polvo planetario, para unirse a Queen. Y fue, y es, una de las estrellas más grandes del rock que fue capaz de vivir "a la sombra" de otra estrella, aunque la suya brillara con luz propia, sin estallar en una guerra de egos. Y fue fiel a su grupo hasta el final. Y charla tranquila y digitalmente con interesados en música y/o astrofísica, con la pasión de un principiante, la misma con la que en su web define al Gran Telescopio de Canarias (GTC) como "un milagro de la ingeniería moderna". Y yo, particularmente, me quito el sombrero y le doy las gracias por reconciliarme con el mundo. Este tipo sí que es un canon a imitar.

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