"Si queremos hacer una tarta de manzana partiendo de cero, primero tenemos que inventar el Universo". Esta es la frase que ha llamado mi atención definitivamente y que me ha hecho abandonar aquello en lo que me encontraba trabajando (precisamente muy relacionado con las recetas de cocina y cómo cocinar), y se ha llevado toda mi atención al capítulo 9 de la serie "Cosmos", titulado "La vida de las estrellas", y ya que estaba, no he podido despegarme sin antes ver el impresionante capítulo 10, "El filo de la Eternidad". Otra vez. Hay muchas canciones cuyas letras me sé de memoria y las he escuchado muchas menos veces de las que he visto algunos capítulos de Cosmos. Y me sigo asombrando y maravillando de la sencillez con la que Carl Sagan nos trae la ciencia, la historia, y trasciende más allá, y nos enseña filosofía, y religión. Va, en algo menos de una hora, del efecto Doppler al hinduísmo, pasando por universos paralelos. Eso es alta y buena velocidad. De una manera tan poco dogmática, tan cercana, tan amiga, que me vuelve a reconciliar con el mundo. Y más, cuando recuerdo que la serie ha sido disfrutada (voluntariamente) por mas de 500 millones de personas. Ahora que lo pienso, llevo casi toda mi vida creyendo que era ateo. Igual no lo soy, igual me convertí hace algunos años. Seguro, creo en Carl Sagan.
P.D. Voy a predicar mi religión (sólo para quien la quiera, no obligo a nadie).Voy a poner los .avi (copia privada, y casera de mi amigo G. partir de los VHS) a disposición de quien los quiera en la mula, ea, aunque esto signifique muy probablemente la muerte por inanición de Luis Eduardo Aute, Loquillo o Marroncín. Al fin y al cabo, como toda las religiones, la mía también requerirá alguna muerte y sacrificio de infieles.
Cuando las gilipolleces y sinsentidos se suceden a la velocidad de vértigo a la que se están sucediendo, no da tiempo a más que hacerse la pregunta del título del post. Primero, el ver a los trabajadores, muchos de los cuales han presumido de militancias izquierdistas y de pensamientos libres e irreductibles, pidiendo prebendas para la industria que explota (sin sentido peyorativo) sus "talentos", transmitía una sensación de ridículo e incredulidad a parte iguales. Se me antojaba una manifestación de sin papeles pidiendo al gobierno que deje que los constructores nos puedan poner a trabajar sin contrato y que no se les obligue a proveernos medidas de seguridad, que si no, no ganan dinero y no nos pueden dar trabajo. En fin, siempre hemos sido un país de "Vivan las caenas". Me imagino también el consorcio de negreros, la unión de propietarios de barcos mercantes, los fabricantes de látigos, etc... protestando porque la esclavitud también es empleo.Y como sigamos sin encarcelar a los que escriben y se manifiestan contra ella nos vamos a encontrar con un problema. Y que a estas alturas de la película, Aute o Loquillo (el roquero anti-todo colaborador radiofónico de Isabel Gemio) entiendan que la culpa de que, 30 años después, no puedan vivir todo lo bien que quisieran de su imagen, su pose y la música que las acompañaba, es de internet o de las descargas es para que se hagan mirar el estado mental por un profesional de la medicina. Que encima lo hagan pidiendo que le recorten derechos a los clientes de sus empresas es de chiste. Que una industria, en lugar de cuidar y ver qué tiene que hacer para contentar a sus clientes los persiga y los insulte, y encima les eche la culpa de que el negocio no le vaya mejor no deja de ser un curioso contrasentido. Que gracias a esta gente se cuele en un anteproyecto de ley una barbaridad tan gorda como que el Ministerio de Cultura pueda elegir entre sus amigos culturos a unos pocos para que decidan qué está bonito y qué esta feo y hay que quitarlo de internet (sin juicios ni ná, que siendo nosotros sabios no necesitamos Salomones), es para responder con la pregunta clásica de los soldaditos de Ivá: "¿Ein?". Que los del propio partido se enteren del contenido por internet del anteproyecto de ley que están sacando adelante, y que tenga que salir el mismo presidente un ratito después a decir que sí, que eso es lo que dice la ley pero no es lo que queremos decir, también es poco habitual. Pero al menos, al final esta movida que le hace perder a uno un par de tardes (emocionado) frente al ordenador, siguiendo reuniones y comentarios le sirve para llegar a revisitar magníficos discursos como el que encontramos en el vídeo que les indico abajo (pueden elegir subtítulos e idioma para los mismos), al que llegué gracias a este post. Disfrútenlo.